Las empresas se enfrentan a un panorama de amenazas cibernéticas diverso y en evolución. En los últimos años, han surgido muchas nuevas amenazas cibernéticas y los ciberdelincuentes han estado perfectando sus herramientas y técnicas. Como resultado, las empresas se enfrentan a una serie de sofisticadas amenazas cibernéticas.
Muchos de estos ataques se producen a través de la red, por lo que una sólida seguridad de la red es esencial para una estrategia de ciberseguridad corporativa. Sin embargo, para implementar un programa de este tipo, una organización necesita comprender las principales amenazas a la seguridad de la red que enfrenta y las mejores prácticas para protegerse contra ellas.
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Las empresas se enfrentan a una amplia gama de posibles amenazas a la seguridad de la red. Las amenazas a la seguridad de la red más comunes incluyen malware y una variedad de otros ataques cibernéticos.
El phishing es un ataque de ingeniería social diseñado para inducir al destinatario de un mensaje a realizar alguna acción. Por ejemplo, los correos electrónicos de phishing suelen estar diseñados para que el destinatario haga clic en un enlace malicioso o abra un archivo adjunto infectado.
Los ataques de phishing son una de las principales amenazas a la seguridad de la red porque proporcionan un medio eficaz para que un atacante obtenga acceso a la red de una organización. Al tratar de engañar al usuario en lugar de los sistemas de seguridad de una organización, puede ofrecer una barra de entrada más baja y una mayor probabilidad de éxito que los métodos alternativos de obtener acceso.
El ransomware se ha convertido en una de las principales amenazas de malware de los últimos años. Los ataques de ransomware se han vuelto cada vez más comunes y las demandas de rescate suelen ascender a millones de dólares. En el pasado, el ransomware se centraba en cifrar los datos de una empresa y luego exigir el pago de un rescate por la clave de descifrado necesaria para recuperarlos. Sin embargo, muchos grupos de ransomware han pasado a robar datos y amenazar con filtrarlos si no se paga el rescate.
La amenaza del ransomware se ha vuelto más significativa debido al surgimiento de la industria del ransomware como servicio (RaaS). Según este modelo, los grupos de ransomware brindan acceso a su malware a sus afiliados. Luego, estos afiliados infectan los sistemas de destino con el malware (a menudo una tarea más fácil que escribir un ransomware eficaz) a cambio de una parte del rescate pagado.
Los ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) tienen como objetivo la disponibilidad de los activos de TI o los servicios en línea de una organización. Estos ataques involucran varias máquinas infectadas en una botnet que bombardean el equipo objetivo con más solicitudes o datos de los que puede manejar. Como resultado, la víctima se vuelve menos capaz de responder a solicitudes legítimas.
El crecimiento de los ataques DDoS ha coincidido con el auge del Internet de las cosas (IoT). Los dispositivos de IoT son cada vez más comunes pero generalmente tienen poca seguridad (contraseñas predeterminadas, vulnerabilidad sin parches, etc.). Esta combinación permite a los ciberdelincuentes construir grandes y potentes botnets para su uso en DDoS y otros ataques automatizados.
Los virus son malware que pueden propagarse por sí solos pero requieren algún tipo de interacción humana. Por ejemplo, cuando alguien ejecuta una aplicación maliciosa adjunta a un correo electrónico de phishing, el malware puede infectar otras aplicaciones del dispositivo con su código malicioso.
Los virus son una forma peligrosa de malware porque pueden ampliar rápidamente el alcance de una infestación de malware. Al infectar muchos archivos, no sólo tienen el potencial de propagarse a nuevos dispositivos, sino que también dificultan que los equipos de seguridad remedien la infección de malware.
Los gusanos son malware que pueden propagarse sin necesidad de interacción humana. En lugar de depender de un humano para ejecutar un archivo malicioso, este malware puede aprovechar vulnerabilidades no parcheadas o cuentas comprometidas para propagarse a computadoras nuevas.
La aparición de WannaCry demostró la amenaza potencial de un brote de gusanos. Este malware aprovechó la vulnerabilidad de Windows pyme e infectó sistemas de todo el mundo con ransomware. Si bien las variantes de WannaCry todavía están en funcionamiento, otras cepas de malware también han utilizado técnicas similares para propagarse automáticamente a través de una red infectada.
Los troyanos son un tipo de malware que se basa en el engaño. Si el malware se hace pasar por un archivo legítimo, los usuarios pueden descargarlo o ejecutarlo por su propia voluntad.
Los troyanos son otro método común para que los atacantes obtengan acceso inicial a una red objetivo. Dado que pueden ingresar a una computadora, pueden usarse como plataforma de lanzamiento para otro malware, que el troyano descarga y ejecuta. Alternativamente, los troyanos de acceso remoto (RAT) permiten a un atacante ejecutar comandos en un sistema infectado, lo que le permite explorarlo y explorar la red y planificar sus ataques.
El ransomware, los virus, los gusanos y los troyanos son tipos específicos de malware. Estas variantes de malware suelen ser más conocidas que otras porque son responsables de ataques de alto impacto o muy visibles.
Sin embargo, las empresas también se enfrentan a amenazas de una amplia gama de otras variantes de malware. Por ejemplo, los registradores de pulsaciones de teclas y los ladrones de información son malware centrados en recopilar y extraer información confidencial de una computadora infectada. El adware y los criptojackers utilizan máquinas infectadas para ganar dinero para un atacante. Todas estas variantes de malware pueden plantear riesgos financieros, legales y de reputación para una organización.
La mayoría de los ciberataques ocurren a través de la red, por lo que contar con un programa de seguridad de red sólido es esencial para gestionar el riesgo de ciberseguridad de una organización. Algunas de las mejores prácticas que se pueden implementar para ayudar a proteger contra amenazas a la seguridad de la red incluyen las siguientes:
La seguridad de la red es una parte esencial de una estrategia de ciberseguridad corporativa. El bloqueo de ataques antes de que lleguen a los sistemas objetivo elimina el daño potencial que pueden causar a una organización.
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